Lo que nos hace violentos es el desprecio a nosotros mismos, nuestra culpa, el pensar que nos pasa algo malo, sentirnos vulnerables desde nuestra indignidad, desde donde el mundo y sus gentes nos acechan.
La ausencia de miedo es conectar con lo que ya somos, nunca perdimos, porque siempre es. Somos esa calma, esa paz, esa sonrisa, ese descanso, esa canción que tararea despreocupada. Porque se siente amada, porque es amor, porque se siente sostenida y no necesita nada más, porque está en paz con lo que sucede.
Esa suavidad del ser, esa sensibilidad es sólida y firme, porque es;
inquebrantable y no necesita de ser defendida.
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