Seleccionar página
Soy responsable de mi realidad, ¿quién? ¿Yo?
Sí, creo que todo lo que percibimos afuera, nuestras relaciones, interacciones, este mundo que parece tan sólido y real, es en gran medida una proyección mental. De hecho cuando intento recordar un evento pasado, lo rememoro y parece más como un sueño, pues en realidad es porque al ya no estar en el presente pierde toda esa “solidez”.
Soy responsable de mis pensamientos y emociones
Los pensamientos son vertiginosos, volubles, recurrentes u obsesivos, pero al fin al cabo, cambiantes. Los pensamientos son nuestra verdad. De esta manera mi verdad y tú verdad pueden ser totalmente opuestas y aún así seguirán siendo verdad ambas.

“Lo que crees, creas”

Las emociones (y los miedos por su intensidad), en gran medida decidimos no verlas, restringirlas, intentar no vivirlas y resistirlas. Esta resistencia nos genera bloqueo vital, enfermedad y falta de sincronía.
Tanto los eventos de la “realidad”, como los pensamientos, como las emociones son parte de nuestra vida, parte de nosotros, de nuestro Ser. Si no las aceptamos, no nos aceptamos a nosotros mismos. Es nuestra responsabilidad abrirnos a verlas, a vivirlas y aceptarlas en su máxima intensidad, aunque lo sintamos tan abrumador, que parece que nos moriremos si nos abrimos a ellas. Quien en realidad tiene miedo de morir en el intento es el ego. Porque si decides abrirte a esa intensidad, a cruzar esa puerta de miedo, dolor, ese velo… te encuentras al otro lado, donde hay una paz que no te esperabas, un consuelo y una libertad de aceptar lo que realmente eres, cuando el ego está fuera de la partida.
Si logramos ser completamente honestos con nuestras propias experiencias, emociones y pensamientos y las aceptamos tal y como son, estaremos siendo conscientes. Entonces viviremos pensando, ¡guaaaau! ¡Qué fascinante que esté ocurriendo/sintiendo/pensando esto! Vivir admirados de la riqueza creadora de la mente, podremos vivir en paz con lo que nos traiga la Vida, porque la aceptamos tal y como es.

Esto genera en mi una confianza en la Vida que me hace imparable, porque todo lo que llega es perfecto como es y lo estoy viviendo desde el presente, el único instante en el que yo existo.

Si aceptamos a la Vida, nos aceptamos a nosotros mismos. Si aceptamos los velos que nos ciegan, estos se caen y podemos ver la vida como realmente es. Si aceptamos, nos libramos de juzgar, a todo, a todos y a nosotros mismos. ¡Esto es un alivio! Esto es vivir en paz, libres de tener que sostenerlo todo en un malabarismo de resistencia imposible que nos hace sufrir. Nos liberamos de tener que controlar las situaciones y a las personas, porque estaremos mirando adentro, desde el presente, y en la mayor honestidad que nos sea posible.

Así la responsabilidad se convierte en alivio y en paz

Si hay algo que merezca la pena intentar es esto. Y en mi experiencia cuesta ir acostumbrándose, porque ser responsable puede ser abrumador y enseguida buscamos afuera a quien encargársela y seguir viviendo hacia afuera a ver qué podemos conseguir para satisfacer nuestra insatisfacción, viviendo hacia el pasado o hacia el futuro… Pero ser irresponsables es sufrimiento garantizado.

De aquí que se necesite voluntad para asumir la responsabilidad

La verdadera voluntad nace, en mi experiencia, de la dignidad. No sé vosotros, pero yo veo que vivimos con una gran indignidad y falta de merecimiento. Intentamos meternos todo el tiempo en una cajita que es incómoda por donde la mires, porque no cabemos por más que intentemos encajar ahí. Una caja muy pequeña con un montón de categorias que intenta describir quienes somos. Parece que habitar nuestra caja nos dé la seguridad de saber quién ser y qué hacer con nuestra vida, pero en realidad nos hace sufrir, nos duele meternos en la caja porque somos inmensos.

Parecemos “pequeños seres flotando en una inmensidad” sin querer ver que somos la inmensidad misma y todos sus recursos. Nuestro verdadero Ser no tiene límites, es el Universo entero.

He tenido que aprender a poner atención cada vez que digo un “y si solo” (y si solo tuviera tiempo y si solo no fuera tan despistada…), o “debería de” o “tendría que” (debería de estar más consciente, tendría que meditar más…) que es todo lo contratio a Ser.
Es la sensación de que hay que hacer algo para ser útiles y valiosos en esta vida. De hecho personalmente me estoy entrenando en no hiperventilar por “no hacer nada” porque hasta ahora para mi lo “normal” ha sido vivir en una vorágine de “tener que producir para aportar algo al mundo”. Y no… eso es un invento y no viene de muy lejos… Yo diría que es muy de la “Revolución Industrial” y en esta visión no cabe la contemplación de lo que es, parece que siempre “hay que hacer algo para ser alguien”. Y la dignidad no tiene nada que ver con el tener o el producir…

Simplemente soy valiosa y digna por existir. No tengo necesidad de hacer nada, ni correr en pos de nada, ni acumular, ni poseer… solo consiste en Ser quien ya soy, en habitarme. Nada más por ser quien soy, ya soy un regalo de la Vida. No hay nadie como tú, no hay nadie como yo. Y simplemente por ser quien soy, soy un digno Ser Humano.

¡Qué alivio! ¡Dejarme Ser sin más!

La dignidad es parte de nuestra autoestima, pero va mucho más allá. Sentir dignidad como Ser Humano no depende para nada de nuestros recursos materiales, habilidades o conocimientos. Es una forma de vivir, sabiendo que somos merecedores de ejercer un gran poder a través de nuestra voluntad, asumiendo la responsabilidad de experimentar nuestra vida en toda su manifestación. Sí suena sobrecogedor… ya lo sé… yo también me siento en la pantalla 1 del videojuego, pero ahora sé que es lo único que vale la pena. Así que decido jugar hasta conseguir la mayor destreza posible. Y el alivio de aceptar que la vida me trae exactamente lo que necesito en este momento (sea como sea, sienta como sienta) y abrazarla con fascinación, reconstruye mi confianza,  y gano músculo en mi responsabilidad, voluntad y dignidad.
¡Gracias por dejarte ser!
Te dejo estas frases que a mi me ayudan a entrenar en el arte de Ser:
  • Soy valioso simplemente por existir, no hay nada que hacer o conseguir, solo ser quien ya soy
  • Soy un regalo de la Vida
  • Acepto esta emoción o este miedo en toda su intensidad, porque es exactamente lo que necesito sentir ahora
  • ¡Qué fascinante! Gracias por el regalo de mostrarme esto, lo observo desde mi responsabilidad y mi voluntad
  • Te acepto tal y como eres
  • Me acepto tal como soy
  • Me perdono, todo es perfecto tal y como es
  • Me permito vivir en toda intensidad esta experiencia y la abrazo plenamente
  • Yo soy, aquí y ahora

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies